Tic tac tic tac… suena el péndulo, yendo de sur a norte, de oeste a este, subiendo y bajando. Así es Libra, moviéndose siempre entre dos distancias opuestas, en el titubeo de las dos opciones extremas de una misma cosa. Unas veces tranquilos, serenos como mansa criatura que pasta en el verde prado, haciendo vibrar el suave gorjeo de su voz mediadora de conflictos, lúcidas personas de paz; y otras tantas, fastidiosos, quisquillosos como ninguno e incluso pendencieros como una caja de Pandora que libera los males al mundo.
De paseo por las entrañas de Libra
La intención de un Libra es encontrar el equilibrio consensuado de las partes en conflicto. Lo hace con la sincera pretensión de alcanzar la armonía. De este modo encuentra el sentido de realización en la vida. En realidad, más allá de sus sanas intenciones, actúa de mediador sin saber exactamente por qué. El motivo lo asalta en la intimidad de su ser interior; su verdadero móvil es la inestabilidad que hay en la base de su estructura personal, en los temblores que desencadenan sus dudas. Un Libra extiende el equilibrio a los demás porque necesita alcanzarlo en su propia vida.
Hombres guapos y mujeres bellísimas, es lo que por lo general se encuentra en los mares de Libra. Alumbrados por Venus, discurren sus días entre gráciles movimientos seductores, muy atractivos frente a la opinión externa. Trasladan su hermosura física al complejo imperio de su carácter, agradable y encantador. Aunque en la vacilación, en el resquebrajamiento ocasionado por ésta, su carácter se tiña de acritud y malevolencia.
La dualidad de caracteres, típico de Libra
Libra no es un signo de naturaleza dual, al igual que Géminis y sin embargo a todos les parece que lo es. Es tanto el influjo de sus titubeos sobre su carácter que parece que convivieran dos personas diferentes en un mismo cuerpo. Debatiéndose entre la desenfrenada actividad física y mental y el descanso concedido a los holgazanes redomados, Libra es un signo de contrastes.
Su forma de ser da la apariencia de estar cambiando permanentemente, de forma aleatoria, sin patrones definidos. No es de los que cambian drásticamente, de un extremo a otro, sino que recorren todo el espectro que enlaza los extremos. Puesto que necesitan y buscan el balance, las personas de signo Libra son por lo general, más allá de los momentáneos desbarajustes, equilibradas y muy moderadas en sus palabras y actitudes. Aunque nunca falta algún ejemplar que se salga de las normas y se suelte por el mundo con actitud exhibicionista.
Aunque no es infalible, sus titubeos —que intenta ocultar a toda costa— le proporcionan una gran ventaja, puesto que gracias a ellos puede tomarse el tiempo necesario para meditar una decisión. Huyen de los excesos, de los estallidos de cólera y destrucción, del andar descarriado y de la vil apertura de la puerta de los instintos, abandonados a su antojo. Y la razón es que los humanos solemos aborrecer de los otros lo malo que hay en nosotros mismos.